La perdición y la salvación están ligadas a los caminos, no a los hombres

La perdición y la salvación están ligadas a los caminos, no a los hombres

El término “conduce” utilizado en la parábola de los caminos presenta la función que el camino desempeña, es decir, conducir a un destino al que entra por la puerta.

La perdición es el destino del camino espacioso, y la salvación es el destino del camino estrecho.

Como son los caminos que poseen destinos (salvación y perdición), a través de la parábola Jesús excluye cualquier concepto de sina, determinismo o fatalismo cuando al futuro de los hombres.

Después de analizar La parábola de las dos puertas y de los dos caminos, el lector será capaz de decir si Dios predestinó a algunos hombres a la salvación y el resto a la danza eterna.

“Entra por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que conduce a la perdición, y muchos son los que entran por ella; Y porque estrecha es la puerta, y apretado el camino”

Cuando anunció el reino de los cielos en el Sermón de la montaña, Jesús instruyó a sus oyentes a entrar en la puerta estrecha. “Entra por La puerta estrecha” (MT 7:13).

Jesús es la puerta estrecha por la cual los justos habrían de entrar, pues Él mismo dijo:

“Yo soy La puerta, si alguien entra por mí, se salvará, y entrará, y saldrá, y hallará pastizales” (Jn 10: 9).

El salmo 118 es mesiánico y presenta a Cristo como la puerta de los justos, así como Él es la piedra angular, la piedra de esquina, el siervo herido, la diestra del Altísimo, la Luz que vino al mundo, el Bendito que viene en el mundo el nombre del Señor y la víctima de la fiesta.

“Esta es la puerta de Jehová, por la cual los justos entrarán” (Sal 118: 15 -27).

Pero, ¿por qué es necesario entrar por Cristo? ¿Cómo entrar por Cristo?

Jesús presentó tres motivos por los que es imprescindible entrar por la puerta estrecha:

“… porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que conduce a la perdición, y muchos son los que entran por ella” (MT 7:13).

  • La puerta es ancha;
  • Da acceso al camino de perdición, y;
  • Muchos entran por Ella.

 

Identificando la puerta ancha

La parábola presenta solamente dos puertas y, con relación a las puertas, Jesús se presenta como la puerta estrecha “Porfié por entrar por la puerta estrecha, porque os digo que muchos procurar entrar, y no podrán” (Lc. 13:24 -25 Jn 10: 9).

La Biblia no contiene una definición explícita de la puerta ancha, pero a través de Cristo, puerta estrecha, es posible determinar lo que es, o quién es la puerta ancha.

Hay varias concepciones que presentan algunos candidatos para ocupar el ‘cargo’ de puerta ancha, sin embargo, debemos considerar una justa posición entre la figura de la ancha y la figura de la estrecha, de modo que, hay cuestiones a ser satisfechas para un ‘candidato’ a la puerta ancha se encuadra perfectamente en la figura.

Si la puerta estrecha, que es Cristo, es un hombre, se sigue que la figura de la puerta ancha debe hacer referencia a un hombre.

Si la puerta estrecha es cabeza de una nueva generación, la puerta ancha también debe hacer referencia a la cabeza de una generación.

Muchos indican el diablo para el cargo de puerta ancha, sin embargo, él es un ángel caído (no es un hombre), y cómo no puede traer la existencia seres semejantes a él, luego, no puede ser cabeza de una generación.

El diablo no se encuadra en la justa posición que hay entre las figuras de la puerta ancha y de la puerta estrecha (Lc 20:35 -36).

El pecado, a su vez, dice de una condición a la que el hombre está sujeto, o sea, alienado de Dios, por lo tanto, no es un ser, no es ángel y ni hombre.

El pecado no se encuadra en el cargo de puerta ancha, además de ser imposible el pecado asumir la posición de cabeza de una generación (Is 59: 2).

Las instituciones humanas también son muchas veces indicadas como puerta ancha, pero una institución está compuesta de varios hombres reunidos en torno a un objetivo.

No es más que una asamblea de personas, de modo que no se ajusta a la figura de puerta ancha.

El mundo no es la puerta ancha, ya que el mundo, en la Biblia, dice de los hombres alienados de Dios regidos por sus pasiones, por la concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos y por la soberbia de la vida (Ef 2: 2; : 8).

Por lo tanto, no podemos considerar que la puerta ancha es el diablo, el pecado, el mundo o una institución religiosa.

Hay que considerar que, si la puerta estrecha es un hombre, la puerta ancha necesariamente debe ser un hombre.

Como Cristo, la puerta estrecha, vino al mundo sin pecado, el candidato a la puerta ancha también debe ser un hombre que vino al mundo sin pecado.

Como Cristo es la cabeza de una nueva generación de hombres espirituales, la puerta ancha se refiere a la cabeza de una generación de hombres.

El único hombre que encaja en la figura de la puerta ancha es Adán, pues vino al mundo sin pecado y es la cabeza de una generación de hombres carnales.

¿Cómo puede ser eso?

En la Biblia la puerta es figura que posee diversos significados, pero las figuras de las puertas que Jesús presentó en el Sermón de la montaña dicen de nacimiento, de modo que Adán es la puerta ancha por quien todos los hombres entran en el mundo.

Todos los hombres cuando vienen al mundo (se abren la madre) se generan según la semilla de Adán.

Todos los hombres, excepto Cristo, entraron en el mundo a través de Adán, que es la puerta ancha.

Cristo fue lanzado por el Espíritu Santo en el vientre de María, o sea, desasociado de la semilla corruptible de Adán.

Por Haber sido introducido en el mundo por Dios, Cristo es el último Adán, la cabeza de una generación de hombres espirituales (1 Cor. 15:45).

En otras palabras, Adán es el tipo y Cristo es el antítipo. “Adán la figura y Cristo la realidad” … Adán, el cual es figura (tipo) de aquel que había de venir (antítipo) “(Rm 5:14).

Para estar sujeto a la pasión de la muerte, Cristo tuvo que venir al mundo a semejanza de los hombres (carne del pecado), pero sin pecado (Heb. 2: 9).

Para eso fue introducido por el Espíritu Santo en el vientre de María, pues si fuera generado según la carne, estaría bajo la misma condenación que se abatió sobre la humanidad (Gal 4: 4, 1Juan 3: 9).

Ya en el Edén se anunció que el descendiente vendría de la descendencia de la mujer, en vista de la oposición que habría entre las dos semillas (Gn. 3:15).

Vale destacar que cuando Cristo creó al hombre en el Edén (Hb 2:10), Adán fue creado a imagen y semejanza del Cristo-hombre, y no a la semejanza del Dios invisible y en gloria (Heb. 2: 9).

Adán fue creado a la imagen y semejanza del Cristo-hombre que había de venir al mundo, siendo engendrado en el vientre de María (Rm 5:14), o sea, no la semejanza del Cristo glorificado, pues tal condición Cristo sólo alzó después resucitar de entre los muertos “En cuanto a mí, contemplar tu rostro en la justicia, yo me satisfar de tu semejanza cuando despertar” (Sal. 17:15).

 

La puerta es ancha

La puerta es designada ancha porque todos los hombres, para venir al mundo, necesariamente tienen que entrar por Adán (1CO 15:46).

Jesús deja claro que son muchos que entran por la puerta ancha, y no todos, esto porque Cristo fue excepción a la regla.

Mientras los hombres naturales fueron lanzados en la madre a través de una semilla corruptible, Jesús fue echado en la madre a través de la operación sobrenatural del Espíritu Santo (Sal. 22:10).

Antes de Adán no había desobediencia, pecado o muerte para la humanidad.

Con la transgresión de Adán, entró en el mundo el pecado y la muerte (1.Co 15:21 -22).

A causa de la ofensa de Adán todos sus descendientes se enajenaron de Dios (Sal 53: 3).

La Biblia es clara cuando demuestra que todos los hombres juntos se desviaron, alienaron de Dios.

¿Cómo fue posible a los hombres alienarse de Dios juntamente?

Pero existió un único acontecimiento en el que todos los hombres estaban juntos juntos.

Por interpretación (Heb 7: 2), en el Edén todos los hombres estaban reunidos en el muslo de Adán (Heb. 7:10).

Cuando Él transgredió a todos se convirtieron en transgresores.

Cuando Adán se volvió inmundo, contaminó toda su linaje, pues del inmundo no hay como venir lo puro (Sal 53: 3).

Cuando los hombres se alienaron de Dios?

Se alienaron de Dios en el Edén.

Allí en el Edén pereció el hombre piadoso y todos sus descendientes se volvieron inmundos “Ya ha perecido de la tierra al hombre piadoso, y no hay entre los hombres uno que sea justo, todos arman ciladas para sangre, cada uno caza a su hermano con la red “(Mq 7: 2).

Es en función de la transgresión en el Edén que los hombres se alienan de Dios desde la madre, son generados de una semilla corruptible, la semilla de Adán.

Como consecuencia andan errantes desde que nacen, pues están en un camino que los conduce a la perdición (Sal. 58: 3).

 

El camino de perdición

Después de abrir la madre (nacer), o sea, ‘entrar por la puerta ancha’ el hombre camina un camino específico atado a la perdición.

La parábola muestra que la figura del camino es funcional, pues demuestra que el camino lleva, es decir, conduce a todos los hombres que en él se encuentran a un solo lugar: perdición.

De igual modo, la parábola demuestra que el camino estrecho conduce a todos los hombres que en él se encuentran a la vida, o sea, el camino estrecho tiene como destino un lugar específico: salvación (M 7:13 -14).

El término “conduce” utilizado en la parábola de los caminos presenta la función que el camino desempeña, es decir, conducir a un destino a aquellos que entran por las puertas.

La perdición es el destino del camino espacioso, y la salvación es el destino del camino estrecho.

Como son los caminos que poseen destinos (salvación y perdición), a través de la parábola Jesús excluye cualquier concepto de sina, determinismo o fatalismo cuando al futuro de los hombres.

El término ‘conduce’ evidencia la función del camino, y nada más.

El camino conduce a un destino específico y cierto.

Por ejemplo: la perdición es el destino del camino espacioso, y la vida es el destino del camino estrecho.

La parábola no presenta la salvación o la perdición atada a los hombres, antes la salvación y la perdición se presentaron vinculadas a los caminos.

Nadie viene a Dios si no por Cristo, pues Él es el camino que conduce al hombre a la vida.

De igual modo, nadie va a la perdición si no por el camino espacioso, que conduce a la perdición. Mientras los judíos y los griegos poseían una visión fatalista y determinista del mundo, Jesús demuestra que su doctrina no sigue la concepción de la humanidad.

Jesús no presenta la salvación y ni la perdición con destino de los hombres, sino como destino de los caminos, de modo que el evangelio no sigue las bases de corrientes filosóficas como el fatalismo y determinismo.

¿Por qué es necesario evidenciar esta peculiaridad de los caminos?

Para desmitificar algunas concepciones, pues en algunas civilizaciones antiguas, como la de los griegos, el mundo y sus eventos cotidianos se regir por una sucesión de acontecimientos inevitables y preordenados por un determinado orden cósmico o divinidad.

Tal doctrina afirma que todos los acontecimientos ocurren de acuerdo con un destino fijo e inexorable, sin que los hombres no puedan controlarlos o influenciarlos.

En la mitología griega se tienen las Moiras, tres hermanas que, a través de la Rueda de la Fortuna, determinaban el destino, tanto de los dioses, y de los seres humanos, por lo tanto, el destino sometió a los dioses, que a su vez, a su suerte, sina, fardo.

Además de la cultura grecorromana, tenemos el fatalismo regiendo el estoicismo romano y griego, que por fin influenció la doctrina dicha cristiana de la Divina Providencia.

Divina Providencia se ha convertido en un pensamiento teológico que confiere a la omnipotencia de Dios control absoluto sobre todos los eventos en las vidas de las personas y en la historia de la humanidad.

Tal concepción afirma que Dios decidió y preordenó todos los acontecimientos y nada sucede sin que Dios lo permita.

Otra corriente filosófica, el determinismo, afirma que todo acontecimiento (incluso el mental) es explicado por relaciones de causalidad (causa y efecto).

En la Biblia tales pensamientos, sean mitológicos o filosóficos, no encuentran eco, pues el destino se presenta única y específicamente como el lugar que se llegará después de recorrer un camino.

En la Biblia el término ‘destino’ es empleado en el sentido de lugar, lugar, sin embargo, no implica la idea de preordenación.

“Como también trescientos escudos de oro batido, para cada escudo destinó trescientos ciclos de oro, y Salomón los puso en la casa del bosque del Líbano” (2Cr 9:16).

Cuando se Lee: “Y yo os dirijo el reino, como mi Padre me lo destinó” (Luc. 22:29), no hay nada de determinismo en el sentido filosófico o mitológico, antes de que Jesús indicó que, de la misma manera que Dios reservó el ” reino para su Hijo, es cierto que el reino pertenece a los que creen, pues heredarán con Cristo todas las cosas.

Los dos versos anteriores tienen el mismo principio: así como el oro fue preparado en función del escudo, el reino fue preparado para los que creen en Cristo.

Esto no quiere decir que algunas personas fueron destinadas al reino, y otra no, antes que el reino fue preparado para los que creen.

El equivoco de algunos se da en función del lenguaje, pues dejan de considerar que, en la antigüedad, las cosas eran definidas por su función, serventia “Todas las cosas se definen por sus funciones” (Aristóteles, La Política. En el caso de las mujeres.

Cuando leemos: “Porque Dios no nos ha destinado a la ira, sino a la adquisición de la salvación, por nuestro Señor Jesucristo” (1Tes 5: 9), tenemos que considerar que el apóstol presenta la figura del camino estrecho: nuestro Señor Jesucristo.

No verso em comento, o termo ‘destinar’ não foi empregado no sentido de preordenar, e sim, no sentido de reservar.

Como o apóstolo está tratando com os cristãos e trazendo a memória deles a atual condição em Cristo: filhos da luz ( 1Ts 5:5 ), recomenda que deveriam permanecer vigilantes e sóbrios ( 1Ts 5:7 ), revestindo-se do poder de Deus, que é o evangelho ( 1Ts 5:8 ).

Pois agora, diferente do tempo em que estavam nas trevas e eram filhos da ira, os cristãos, em função do caminho que conduz à vida (Jesus Cristo nosso Senhor), alcançaram, adquiriram salvação.

Ou seja, o apóstolo não diz que os cristãos foram predestinados a salvação, antes que, por estar no caminho estreito, o destino agora é de salvação, diferente do caminho espaçoso, que é de ira.

Qual a função de um caminho? Conduzir a um lugar, ou seja, destino certo.

O lugar vincula-se ao caminho sem qualquer conotação de ‘predestinação’, ‘previsão’, ‘preordenação’.

O destino do caminho ligado à porta larga é de perdição, assim como o destino da Rodovia Presidente Dutra é o Rio de Janeiro para quem sai de São Paulo.

Devemos considerar que o Senhor Jesus afirmou que quem tem destino é o caminho ao exortar as pessoas que porfiassem por entrar pela porta estreita.

Deste modo, Jesus demonstra que o viajante não está preordenado, predestinado, etc., à perdição, antes é o caminho que dá em um lugar de perdição.

Diante do alerta de Cristo verifica-se que o viajante pode trocar de caminho, assim como é possível a alguém que está em São Paulo a caminho do Rio de Janeiro pela Rodovia Presidente Dutra pegar a Rodovia Raposo Tavares com destino ao estado do Paraná.

  • “Entrai pela porta estreita; porque larga é a porta, e espaçoso o caminho que conduz à perdição, e muitos são os que entram por ela” ( Mt 7:13 );
  • “Mas ai de vós, escribas e fariseus, hipócritas! pois que fechais aos homens o reino dos céus; e nem vós entrais nem deixais entrar aos que estão entrando” ( Mt 23:13 );
  • “Eu sou a porta; se alguém entrar por mim, salvar-se-á, e entrará, e sairá, e achará pastagens” ( Jo 10:9 );

A porta é espaçosa porque muitos entram por Adão, e o caminho é espaçoso porque todos que são gerados de Adão são conduzidos à perdição. Jesus vinculou a perdição ao caminho, e não aos homens.

Através da parábola fica evidente que o destino vincula-se ao caminho.

O caminho e o destino são fixos e atrelados, porém, o homem é atrelado à porta (nascimento), o que significa que é possível deixar o caminho em que está e passar para o outro.

 

El camino es espacioso

La puerta es espaciosa porque todos los hombres, excepto Cristo, entran por Adán y el camino es espacioso porque muchos hombres son conducidos a la perdición.

En la parábola de los dos caminos Jesús vinculó la perdición al camino, y no a los hombres.

A través de una lectura atenta de la parábola es evidenciado que el destino está atado al camino.

El hombre nace por primera vez según la carne, la sangre y la voluntad del varón, es decir, nace vinculado a la puerta ancha.

No fue Dios quien estableció que el hombre fuera generado en pecado, antes cuando Adán desobedeció, se sujetó a la condición de alienado de Dios (pecado) y arrastró a todos sus descendientes a la misma condición.

La puerta ancha surgió en Adán, que pecó y vendió a todos sus descendientes al pecado, de modo que, al venir al mundo, ningún hombre es libre del pecado.

La entrada de los hombres al mundo por la puerta ancha quedó vinculada al primer padre de la humanidad, pues nacer de la carne es el único medio de que el hombre entre en el mundo “Tu primer padre pecó, y tus intérpretes prevaricaron contra mí” (Is 43 : 27, Los 6: 7).

Para entrar por la puerta ancha el hombre no ejerce elección, así como los que descendían (hijos) de los esclavos no escogían la condición social cuando veían al mundo.

O sea, nadie que entra por la puerta ancha eligió entrar por ella.

La figura es completa en sí misma, pues los caminos poseen un destino cierto e inmutable, pero los hombres no están enganchados a un destino, ya sea perdición o salvación.

En el día a día, si un hombre quiere llegar a un destino, necesariamente tendrá que elegir qué camino tomar, pues el destino está atado al camino.

Si un viajero desea salir de São Paulo con destino a Río de Janeiro, tendrá que recorrer la Ruta Presidente Dutra.

A través de la parábola de los dos caminos es evidente que Dios no predestinó a nadie a la salvación eterna oa la danza eterna.

Cuando un nuevo hombre viene al mundo, necesariamente entra por la puerta ancha y estará en un largo camino que lo conduce a la perdición.

Nadie que entra en El mundo por Adán está predestinado a la perdición, pues es el camino que conduce a la perdición.

La ruta espaciosa tiene un destino, es decir, está acoplado a un lugar.

El lugar que El camino espacioso conduce es de perdición, diferente del camino estrecho, que conduce a la salvación.

Nadie que entra por Adán está predestinado a la salvación, ya que, por haber entrado en el mundo a través de la puerta ancha, está en un largo camino que lo conduce a la perdición.

La concepción de que hay hombres que ven AL mundo predestinados a la salvación deja de considerar que todos son formados en iniquidad y concebidos en pecado, por lo tanto, nacen pecadores y en el camino de perdición.

Pero si hubiera predestinación para la salvación, necesariamente el individuo predestinado no podía venir al mundo por Adán.

Tendría que entrar por otra puerta aparte de Cristo o de Adán, sin embargo, tal puerta no existe.

Para entrar por Cristo, primero el hombre tiene que entrar por Adán, y después de entrar por Adán, sólo es posible entrar en el reino de los cielos haciendo obra que exceda a la de los escribas y fariseos: creer en Cristo, o sea, naciendo de nuevo (Mt 5:20, Jn 3: 3 y Jn 6:29).

Quien nace sólo una vez permanece en el camino espacioso, quien nace de nuevo, o sea, la segunda vez sale del camino de perdición y pasa al camino que conduce a la salvación, que es Cristo.

Salvación y perdición no son destinos preordenados a los hombres antes de nacer, por el contrario, la salvación y la perdición están vinculadas al camino que los hombres trillan después de entrar por las puertas.

Los hombres acceden a las puertas una a la vez y en el siguiente orden: primero la puerta ancha, después la estrecha. Si entra por Adán, estará en un camino de perdición, si por Cristo, en un camino de salvación.

 

Muchos entran por La puerta ancha

Cuando nacen los hombres están en un camino de perdición (excepto Cristo), pero se les concede la oportunidad de entrar por la puerta estrecha.

Todos los hombres entran por La puerta ancha y, para recibir la salvación, necesitan entrar por otra puerta, de modo que, para alcanzar la vida eterna, los hombres deben pasar por dos puertas, es decir, por dos nacimientos.

Como ya afirmamos, el destino de un camino es inmutable, o sea, si hay alguna especie de fatalismo o determinismo expresado en el cristianismo, recae única y exclusivamente sobre el camino, jamás sobre los viajeros.

Todos los hombres entran en este mundo por Adán, y ninguno de ellos está predestinado a la salvación.

La Biblia demuestra que todos los que entran por Adán recorren un largo camino que los conduce a la perdición.

Los dos caminos están acoplados a lugares específicos (destinos) e inmutable.

Como La perdición (destino, lugar) está ligada al sendero espacioso, y no a los hombres, Jesús hace una invitación solemne, verdadera y real a todos los hombres nacidos de Adán: “Entra por la puerta estrecha” (MT 7:13) .

Tal invitación demuestra que es posible cambiar del camino con destino a la perdición para el nuevo y vivo camino cuyo destino es la vida eterna.

La puerta ancha es figura de nacimiento natural y la puerta estrecha del nuevo nacimiento.

La puerta ancha detrás AL mundo almas vivientes y la puerta estrecha detrás de hombres espirituales.

El nuevo nacimiento dice de una nueva generación proveniente de la semilla incorruptible (palabra de Dios), diferente del nacimiento natural, que es consecuencia de la semilla corruptible (1 P. 1:23).

En esta parábola, puerta es lo mismo que el nacimiento, de modo que todos los que nacen de Adán, son carnales y siguen por un camino que conduce a la perdición.

Igualmente, todos los que entran por Cristo, nacen de nuevo, están en un camino estrecho que los conduce a Dios.

Jesús dijo: – “Yo soy la puerta”! “Yo soy El camino”. Primero El hombre entra en este mundo por Adán, después es necesario entrar por Cristo, naciendo de nuevo del agua y del Espíritu.

Cristo es el camino que conduce al hombre a Dios.

Cristo es el camino que tiene salvación como destino.

Cualquiera que entra por Él está en el camino que lo conduce única y específicamente a Dios.

El camino es estrecho porque pocos entran por Cristo, y el camino es ancho porque son muchos que entran por Él.

No es comportamiento, moral o carácter que califica la anchura del camino, sino la cantidad de acceso.

 

Cambio de camino

Cómo salir Del camino largo y entrar en el camino estrecho?

Para El hombre nacer de nuevo, primero es necesario tomar sobre sí su propia cruz y seguir después de Cristo, o sea, para nacer de nuevo primero es necesario morir (Col 3: 3).

Sin morir es imposible nacer de nuevo “Ya estoy crucificado con Cristo, y vivo no más yo, pero Cristo vive en mí, y la vida que ahora vivo en la carne, la vive en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó, y se entregó a sí mismo por mí “(Gal. 2:20; Rm 6: 6).

Es evidente que entre los nacidos de Adán no hay nadie predestinado a la salvación, ya que, si no nace de nuevo, no entrará en el reino de los cielos.

El que entra en los cielos es la nueva criatura, porque la vieja generada en Adán es crucificada y muerta, evidenciando que es imposible que los generados en Adán hereden la salvación.

Si alguien generado de la semilla de Adán fuera predestinado a la salvación, no necesitaría morir con Cristo.

Pero si es necesario morir con Cristo, evidentemente nadie es predestinado a la salvación.

Si hubiera predestinación para la salvación, seguramente el hombre no sería sujeto a la muerte: ni la física, ni la muerte con Cristo.

El hombre que hereda la salvación no es lo mismo que vino al mundo, el hombre que vino al mundo sólo se aprovecha el barro, la masa, sin embargo, se da un nuevo corazón y un nuevo espíritu.

Cuando el hombre muere con Cristo, el vaso de deshonra es quebrado y hecho un nuevo vaso de honor de la misma masa.

Es por esta peculiaridad que es imposible al hombre generado de Adán haber sido predestinado a la salvación, pues es necesario un nuevo nacimiento, una nueva creación, un nuevo padre de familia, un nuevo corazón y un nuevo espíritu “O no tiene el alfarero poder sobre el barro, para de la misma masa hacer un vaso para el honor y otro para deshonra? (Rm 9:21).

El hombre puede asumir dos condiciones: La de perdido, pues cuando nace según la carne es hombre natural, vieja criatura, viejo hombre, viejo ‘yo’, carnal, terreno, etc., y: la de salvo, pues cuando nace de nuevo, crucificó la vieja naturaleza y fue de nuevo creado en verdadera justicia y santidad.

Si la vieja criatura es crucificada y muere cierto es que tal individuo no fue predestinado a la salvación.

Vuelve a repetir, si El hombre fuera predestinado a la salvación no sería necesario morir para ser engendrado un nuevo hombre.

El nuevo hombre es creado en verdadera justicia y santidad, diferente del viejo hombre que fue engendrado en iniquidad y en pecado (Sal 51: 5).

El nuevo hombre posee un nuevo corazón y un nuevo espíritu, por lo tanto, no tiene vínculo con el viejo hombre que heredó un corazón de piedra.

El viejo hombre no fue predestinando a La salvación, pues es necesario a todos los que se salvan crucificar la vieja naturaleza con sus concupiscencias (Gálatas 5:24).

La Idea de que Dios predestinó a algunos hombres a La salvación y otros a la danza eterna antes de venir al mundo no coincidían con el posicionamiento de la Biblia, pues si así fuera, los hombres generados de Adán predestinados a la salvación no tendrían que ser crucificados,

“Ya estoy crucificado con Cristo, y vivo nas más yo, pero Cristo vive en mí, y la vida que ahora vivo en la carne, la vive en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó, y se entregó a sí mismo incluso por mí “(Gal. 2:20).

Como es imprescindible la crucifixión con Cristo, ciertamente no hay predestinación de individuos a la salvación.

Como es imprescindible morir y renacer, ciertamente el hombre salvo no es el mismo que nació según la carne y la sangre (Juan 1:12 -13).

La predestinación que La Biblia presenta es para ser hijo por adopción, difiere mucho de la idea de predestinación para la salvación (Ef. 1: 5).

¿Qué significa que Es predestinado para el hijo por adopción? Que cualquiera que entrar por Cristo y perseverar en Ella no tendrá otro destino: será uno de los hijos de Dios (Rm 8:29).

Todos que entran por la puerta estrecha, que es Cristo, conocen a Dios, o antes, fueron conocidos de Él (conocer = convertirse en un solo cuerpo, comunión íntima).

Para que Cristo fuera alzado a La posición de primogénito entre muchos hermanos después de morir y resurgir (una vez que fue introducido en el mundo siendo el Unigénito de Dios), todos los que entraron por Cristo fueron predestinados a ser hijos de Dios,

“Porque los que antes conocieron también los predestinó para ser conformes a la imagen de su Hijo, a fin de que él sea el primogénito entre muchos hermanos” (Rm 8:29).

Sin La iglesia, La asamblea de los primogénitos, no habría como Jesús ser primogénito entre muchos hermanos.

En función Del propósito de hacer a Cristo preeminente en todo, Dios creó una nueva categoría de hombres semejantes a Cristo, siendo Él La cabeza.

Para el primogénito ser preeminente, hay la necesidad de hermanos semejantes a Él en todo. Entre sublimes, Cristo es muy sublime.

Es en este sentido que Dios predestinó a los que conocieron a Cristo para ser hijos por adopción, asunto diverso de la idea de predestinación para la salvación (Ef. 1: 5).

31-Todas las veces que El apóstol Pablo aborda La cuestión de la predestinación, lo hace en conexión con la filiación divina, de modo que cualquiera que entra por Cristo, inexorablemente será hijo de Dios.

No hay otro destino, o destino para aquellos que entran por Cristo: son hijos por adopción, por tanto, santos e irreprensibles.

Una mala lectura de las Escrituras que desprecia El hecho de que la salvación no sea la misma filiación divina llevará al lector a considerar el término predestinación aplicable a la salvación ya la perdición, el equivoco ocurre y puede alcanzar la salvación sin, a condición de semejante a Cristo , la Iglesia.

Los hombres salvos en El milenio no formarán parte de la iglesia, no serán hijos por adopción y ni serán semejantes a Cristo.

La Biblia demuestra que, además de ser salvos de La condenación establecida en Adán, por ser el cuerpo de Cristo, los que creen alcanzaron la posición de semejantes a Cristo, hijos de Dios, participantes de la asamblea de los primogénitos, para que Cristo sea el mismo primogénito y tenga la preeminencia entre muchos hermanos.

La condición de los miembros del cuerpo de Cristo en la plenitud de los tiempos (Gal 4: 4), la iglesia, es completamente distinta de los salvos en otras épocas.

El gran diferencial está en el aspecto filiación. Mientras los salvos a parte de la iglesia son contados como hijos de Israel, los cristianos son contados como hijos de Dios, pues así como Cristo es, los cristianos lo ver y serán semejantes a Él.

A causa de esta condición, a saber: la de semejantes a Cristo, se dará a la iglesia la autonomía de juzgar a los ángeles (1Co 6: 2-3).

 

El equilibrio entre las figuras

Hay equilibrio entre los elementos que componen las figuras de las dos puertas y de los dos caminos.

Por ejemplo: Como Cristo es la cabeza de una generación de hombres espirituales (siervos de la justicia), y es la puerta estrecha; la puerta ancha también se refiere a la cabeza de una generación de hombres, pero de hombres carnales, siervos del pecado.

Para comprender mejor la figura de las dos puertas, es esencial comprender que en Cristo, Dios establece su justicia, de modo que, por la desobediencia del primer Adán, la pena de muerte fue impuesta y todos murieron y, por la obediencia del último Adán, la resurrección vino, por lo tanto, todos los que creen son vivificados (2 Co. 15:21 -22).

Pero si la justicia está en la obediencia de Cristo y la injusticia en la desobediencia de Adán, la justicia de Dios es sustitución de acto: obediencia en lugar de la desobediencia.

Los nacidos de La desobediencia son hijos de La ira, de la perdición; ya los hijos de la obediencia son hijos de Dios.

La relación que hay entre Jesús y Adán es nítida en Romanos 5, versos 14 al 19:

“Sin embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso sobre aquellos que no habían pecado a semejanza de la transgresión de Adán, el cual es la figura de aquel que había de venir. Pero no es así el don gratuito como la ofensa. Porque si por La ofensa de uno murieron muchos, mucho más la gracia de Dios, y el don por la gracia, que es de un solo hombre, Jesucristo, abundó sobre muchos. Y no fue así El Don como la ofensa, por un solo que pecó. Porque El juicio vino de una sola ofensa, en verdad, para condenación, pero el don gratuito vino de muchas ofensas para justificación. Porque, si por La ofensa de uno solo, la muerte reinó por él, mucho más los que reciben la abundancia de la gracia, y del don de la justicia, reinar en vida por uno solo, Jesucristo. Así como por una sola ofensa vino el juicio sobre todos los hombres para condenación, así también por un solo acto de justicia vino la gracia sobre todos los hombres para justificación de vida. Porque, como por La desobediencia de un solo hombre, muchos fueron hechos pecadores, así por la obediencia de un mucho serán hechos justos”. 

Cuando observamos a los hombres: Adán y Cristo, respectivamente, tenemos la figura y la imagen exacta. Mientras éste trajo la muerte, ése la vida. Mientras Adán es el primer hombre, Jesús es el último Adán. Mientras Adán, que estaba vivo, trajo la condenación en la muerte, Jesús murió y trajo la redención (1 de 15:45 -47).

 

El Destino (ES Acoplado Al Camino, No a Los Hombres.)

A través de las figura de los dos caminos se constata que los caminos permanentemente están enganchados a un lugar, un destino.

A través de la figura de las dos puertas, que los hombres están ligados a una condición derivada de su nacimiento: carnal o espiritual.

Dios no cambiará el destino de los caminos (salvación y perdición) y ni la condición derivada del nacimiento (pecado y justicia), es decir, hay lugar de perdición y lugar de descanso y, perdidos y salvos.

Pero, como la condición de nacimiento puede ser alterada, Dios ruega, por sus embajadores, que los hombres porfien por entrar por la puerta estrecha.

“Porfié por entrar por la puerta estrecha, porque os digo que muchos procurar entrar, y no podrán” (Lc. 13:24);

“De suerte que somos embajadores de parte de Cristo, como si Dios por nosotros rogara”. “Rogad, pues, de parte de Cristo, que os reconciliar con Dios” (2 Cor. 5:20). 

El mensaje de los embajadores de Cristo es de reconciliación (2 Cor. 5:18).

En la reconciliación hay oportunidad, y no preordenación.

En Dios hay libertad, pues la libertad es pertinente al Espíritu de Dios.

Si hay libertad ante el espíritu que concede vida, cierto es que nada fue preordenado en cuanto al futuro de los hombres, evidenciando así la soberanía y la justicia de Dios que a nadie oprime “al Todopoderoso no podemos alcanzar, grande es en poder pero a nadie oprime en juicio y grandeza de justicia “(Job 37:23).

El hombre sin Cristo está separado de Dios en función del camino, y no en función de un destino, sina, fado, preordenación, etc. “Porque el SEÑOR conoce el camino de los justos; pero el camino de los impíos perecerá “(Salmo 1: 6); “Y tus oídos oirán la palabra de lo que está detrás de ti, diciendo: Este es el camino, andad en él, sin desviarnos ni a la derecha ni a la izquierda” (Is 30:21)




Predestinación

Dios salva a los hombres, en todo momento, pero ninguno de ellos puede tomar para sí El honor de ser conforme a La imagen de Cristo, pero los que fueron orientados por Dios: la iglesia. Es el cuerpo de Cristo que la multiforme sabiduría de Dios se manifiesta a los principados y potestades en los cielos, para los fines establecidos en la toma de Cristo preeminente entre muchos hermanos como él se revela en la iglesia (Efesios 3:10 -11).


Predestinación

“Por lo tanto, si alguno está en Cristo es una nueva creación; las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17)

El verbo griego traducido “predestinó” es προορίζω (proorizo), y significa “para decidir de antemano marca” “de antemano”, “predeterminó”.

El término sirve para señalar condiciones de seguridad establecido por Dios en la eternidad. Todos los que creen en Cristo como la verdad del evangelio son nacidos de nuevo por la semilla incorruptible (1 Pedro 1:23), y cuando vestido de incorruptibilidad será como la imagen misma de Cristo glorificado “Amados, ahora somos hijos de Dios, y sin embargo, no se ha manifestado lo que seremos. Pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él; porque le veremos tal cual es »(1 Juan 3: 2).

El hombre viene al mundo por la voluntad de la carne, de que el hombre y la sangre con lo que en sí la imagen de Adán, el hombre terrenal (Juan 1:12; 1 Corintios 15:48), y sólo cuando creen en Cristo se generan nueva voluntad de Dios conforme a la verdad del evangelio, por lo tanto, nuevas criaturas, y cuando se va el recubrimiento de incorrupción, todas las nuevas criaturas tienen la imagen del hombre espiritual, que es Cristo, el último Adán (1 Corintios 15:48 -49).

El término predestinó se usa en el Nuevo Testamento para referirse al destino que es único para los hombres espirituales. Los cristianos están predestinados por Dios para ser conformados a la imagen misma de Cristo.

Dios estableció de antemano que Cristo quiere que el primogénito entre muchos hermanos posición, excelentísimo condición de que el Unigénito, asignando los que forman parte del cuerpo de Cristo para este fin “Para aquellos que de antemano conoció, también los predestinó a ser hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos “(Romanos 8:29).

El hombre Cristo fue El unigénito de Dios introdujo en el mundo en nada a los hombres a ser misericordioso Sumo Sacerdote (Hebreos 2:17) y podrían experimentar la muerte por todos (Hebreos 2:14).

Para ser morto y resurgir, Jesús fue glorificado la posición de primogénito de entre los muertos, y asumió la posición primogénito entre muchos hermanos, ya que llevó a la gloria de Dios muchos hermanos (Hb 2,10).

Cristo glorificado es la imagen misma de Dios (Hebreos 1: 3; Colosenses 1:15), y heredó gran nombre que es sobre todo nombre (Filipenses 2: 9), y Él la cabeza del cuerpo, es decir, la iglesia , la plenitud de aquel que lo llena todo en todos (Efesios 1:23). Cristianos gire resurgieron con Cristo y somos miembros de su cuerpo, que es la iglesia (Colosenses 3: 1).

Aún no está claro cómo van a ser salvos (1 Juan 3: 2), sin embargo, sabemos que todos serán salvos como la imagen del Cristo glorificado, para que esta gloria que será revelada en el cristiano es la creación que gime como si le doliera de la entrega debido a la expectativa esperando la manifestación de los hijos de Dios (Rom 8:19 -21)

Cuando revestidos de inmortalidad e incorruptibilidad (Romanos 8:23), es decir, cuando salga a la redención del cuerpo en el Rapto de la Iglesia, salvo en Cristo alcanzará la condición expresada por Dios grabada allí en Génesis: – “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza “(Génesis 1:26), porque a lo largo de todo nacido de Dios conforme a la verdad del evangelio será similar al Cristo glorificado, y él, a su vez, la misma imagen de Dios invisible (Colosenses 1 : 19).

El propósito de Dios es eterno, y su propósito de ser el descanso eterno en sí mismo, y no en sus criaturas, que fueron creadas, por lo tanto, no son eternas “, conocido a nosotros el misterio de su voluntad, según su buen placer quepropusera en sí mismo … “(Ef 1, 9).

¿Y cuál fue este fin establecido “sí mismo”? Hacer el único primogénito Hijo Unigénito entre muchos hermanos como Él para que en todo tenga la preeminencia “De acuerdo con el propósito eterno que tiene en Cristo Jesús Señor nuestro” (Efesios 3:11); “Para aquellos que de antemano conoció, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos” (Rom 8:29; Colosenses 1:18).

Aunque muchos niños se han tomado por Cristo para la gloria de llevar a cabo el propósito eterno (Hebreos 2:10), el cetro del propósito de Dios es el Cristo, es decir, su propósito se estableció en Sí mismo (Efesios 1: 9 ).

En Son de cuerpo de carne que Dios ha reunido todas las cosas (Col 1,20 -22), y Dios lo exaltó (Filipenses 2: 9), someter todas las cosas a sus pies y, por encima de todas las cosas (Colosenses 1: 23), también se constituyó como cabeza de la iglesia, el primogénito entre muchos hermanos (Efesios 1:22).

Es necesario comprender en qué medida la gloria de la iglesia como el cuerpo de Cristo, porque Cristo se pone por encima de todo principado, dominio, autoridad, poder, etc., y sobre todo, fue nombrado jefe de la iglesia, por lo que la iglesia será por encima de todo principado, dominación, autoridad, poder, etc. “Después de haber iluminado los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza de su vocación, y cuáles las riquezas de su herencia en los santos, y cuál es la extraordinaria grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los cielos por encima de todo principado y potestad, y potencia, y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en la siguiente; y sometió todas las cosas bajo sus pies, y sobre todas las cosas ser la cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo “(Efesios 1: 18-23).

En la eternidad, antes de que el mundo fuese, Dios estableció que su palabra debe ser exaltado por encima de todas las cosas (Salmo 138: 2), y Cristo ha sido exaltado, ya que se consignará en su gloria llegó a ser muy alto y sublime (Isaías 52: 14).

Para que Cristo sería necesario el primogénito de generar muchos hermanos. Para que sea la cabeza, un cuerpo, sería necesario la iglesia.

Fue en vista de los efectos establecidos en Cristo que Dios salva a los descendientes de Adán a través de la predicación del evangelio, para los que creen se les da el derecho de ser hijos de Dios (Juan 1:12).

La perdida en el pecado se anuncia la salvación en el nombre de Cristo, como los que comen la carne y beber la sangre de Cristo se hacen partícipes de Cristo, miembros, es decir, se hacen del cuerpo de Cristo.

Los que son salvos por medio Del evangelio son llamados con un llamamiento santo, que es, después de la imaginación establecido en Cristo antes que el mundo “Quien nos salvó y nos llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los siglos “(2 Timoteo 1: 9).

Al estar en Cristo, es decir, una nueva criatura, el cristiano está predestinado a ser conformes a la imagen de Cristo, que efectúa el propósito de Dios en Cristo, para que sea el primogénito entre muchos hermanos, la cabeza muy sublime del cuerpo .

La vocación en Cristo se estableció en la eternidad en base a la finalidad establecida en Cristo, para que conceda la gracia de la nueva criatura participará este fin de ser niños o miembros del cuerpo es la gracia que no sigue nuestras obras.

El apóstol Pablo muestra que el cuerpo de Cristo que planta y el que riega, no hay diferencia, aunque cada uno individualmente recibir su recompensa conforme a su labor “Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor “(1 Corintios 3: 8).

Esto significa que todos los cristianos serán recompensados de acuerdo con el bien y el mal que ha hecho en el cuerpo (1 Cor 3:13 -14; 1 Cor 9:17; 2 Corintios 5:10; Col. 3:24), pero la gracia de ser cuenta como un hijo de Dios a ser en Cristo Jesús es la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de que el mundo comenzó a causa del propósito que Dios tiene en Cristo.

La vocación de acuerdo al propósito de Dios establecida en Cristo antes que el mundo es el premio que sólo se da a los que están en Cristo, es decir, nuevas criaturas generadas de nuevo de acuerdo con la palabra de verdad “prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús “(Filipenses 3:14).

No se puede confundir el llamado del evangelio a la vocación de acuerdo con el propósito eterno, por la vocación de acuerdo con el propósito eterno es para un grupo específico de personas (todos los que creen en Cristo), mientras que el llamado del evangelio es universal (muchos) y está dirigido a todo perdido a causa de la desobediencia de Adán, pero perdieron que correspondan a la llamada son pocos (Mt 7:14), por lo tanto, el hecho de que pocos en el estado elegido “porque muchos son llamados, pero pocos los escogidos” (Mt 22:14).

Sobre el llamado universal del evangelio, el apóstol Pablo dice: “Por el cual recibimos la gracia y el apostolado, para aobediência la fe en todas las naciones por su nombre, entre los cuales estáis también vosotros, llamados de Jesucristo” (Romanos 1: 5).

La necesidad de la obediencia a la palabra de la fe es proclamado a todas las naciones (Hechos 15:14 -17), y entre todas las naciones cristianos están llamados a ser de Jesucristo. Después de oír el mensaje del evangelio de la salvación y creyeron en Cristo, los cristianos comenzaron a “estar en Cristo”, es decir, se hicieron nuevas criaturas “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra la salvación; y, habiendo creído, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa “(Efesios 1:13).

La salvación en Cristo es la invitación se extiende a todos los hombres en todas las naciones y tanto que se dice hoy: “Mirad a mí y sed salvos, todos los confines de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay otro “(Is 45:22),” Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma, porque contigo haré un pacto eterno, las misericordias firmes de David que le da “(Is 55: 3) ; “(Porque dijo: Yo te he escuchado en un tiempo aceptable y les ayudó en el día de la salvación: He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación)” (2 Corintios 6: 2).

Haga que la vocación de acuerdo con el propósito eterno tuvo lugar en la eternidad, antes de que el mundo era (2 Timoteo 1: 9). En la eternidad se estableció Cristo preeminente entre muchos hermanos, por encima de todas las cosas de la cabeza de la Iglesia “Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia” (Col. 1:18).

Para llevar a cabo su propósito, Dios creó a Adán, el primer hombre después de la imagen del que había de venir, el hombre Cristo Jesús (Romanos 5:14).

Satanás, a su vez, se dio cuenta de que Dios iba a dar al hombre una posición superior a los ángeles, la posición como el Altísimo, trajo llega a estar en una posición por encima de los otros ángeles (Isaías 14:14).

La posición que Satanás codiciado, Jesucristo resucitar de entre los muertos para llegar, ya que satisfizo la semejanza del Todopoderoso, la imagen misma de Dios (Salmo 17:15).

Todos los que creen en Cristo, morir, están enterrados y resurgir con Cristo, nueva criatura en La semejanza de su resurrección (Romanos 6: 5), y no tienen otro destino que no sea conforme a la misma imagen de Cristo para que él sea el primogénito entre muchos hermanos y, por encima de todas las cosas de la cabeza de la iglesia.

Todos los cristianos son ya glorificado (Juan 7:22; Romanos 8:17; Romanos 6: 4 -5), como ya se ha levantado con Cristo (Col 3: 1) y están sentados con Cristo en los lugares celestiales (Efesios 1: 3; Efesios 2: 6, Hebreos 4: 3).

Durante El peregrinaje del creyente de tiempo, todos se despertaron a permanecer en esta gracia y crecer en el conocimiento del Evangelio, para que a través del conocimiento viene a la medida de la estatura de Cristo – Hombre Perfecto – aunque todos en Cristo serán capaces de la herencia de los santos en luz “Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de Cristo” (Ef 4,13; Col 1:12).

Es la redención del cuerpo que el creyente se conformará con la imagen de Cristo resucitado. Se aplicará únicamente cuando el mortal se vista de inmortalidad y lo que es incorruptible se haya vestido de inmortalidad, ¿qué pasará con el rapto de la iglesia (Romanos 8:23).

El término griego que se traduce “predestinó” es utilizada por el apóstol Pablo en Romanos, en relación con la imagen de Cristo, que es Cristo el primogénito entre muchos hermanos (Rom 8:29).

En la carta a los Efesios, el apóstol Pablo usa el mismo término para recordar a los cristianos que fueron bendecidos con bendiciones espirituales están en Cristo, es decir, debido a que son nuevas criaturas.

Una de estas bendiciones es la “predestinación” de los cristianos, ya que son en Cristo, que los convierte en hijos de Dios por adopción (Ef 1, 4). Debido a que son nuevas criaturas, los cristianos se hicieron un patrimonio, porque la condición similar a la del Hijo de Dios que estaban predestinados resultados en alabanza de la gloria de Dios (Ef uno y once minutos -12).

La vocación que se apoya en los miembros del cuerpo de Cristo para ser conformados a la imagen de Cristo es soberano e irrevocable, porque en la eternidad Dios estableció antes de todas las cosas, de que Cristo era preeminente, la cabeza del cuerpo, todas las cuales fueron realizado gloria voluntad por medio de Cristo sería como Él.

Dios salva a los hombres, en todo momento, pero ninguno ha sido predestinados a ser conformados a la imagen de Cristo, pero los que fueron orientados por Dios: la iglesia. Es el cuerpo de Cristo que la multiforme sabiduría de Dios se manifiesta a los principados y potestades en los cielos, para los fines establecidos en la toma de Cristo preeminente entre muchos hermanos como él se revela en la iglesia (Efesios 3:10 -11).

Mientras que en la eternidad Dios soberanamente e irrevocablemente predestinado aquellos que en el momento cuando se le llama hoy a aceptar la salvación que Cristo ofrece a ser como la imagen misma del Cristo glorificado en la actualidad, que se llama hoy en día, a través de sus embajadores, que es la iglesia, Dios llama a los perdidos que ha reconciliado con Dios (2 Corintios 5 “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios por nosotros rogamos Ahora exhorto, pues, porque Cristo: Reconciliaos con Dios.”: 20); “(Porque dijo: Yo te he escuchado en un tiempo aceptable y les ayudó en el día de la salvación: He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación)” (2 Cor 6: 2).

Aquellos que perseveran en Cristo están predestinados a ser conformados a la imagen del Cristo glorificado “Si, de hecho, fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo, del cual yo Pablo fui hecho ministro “(Col 1,23).

Mientras que los que están “en Cristo” (nueva creación) será como el Hijo de la imagen de Dios resucitado, para ser “en Cristo” es necesario para alcanzar la salvación perdió obedecer a Cristo hoy “Y está terminado, se convirtió en el autor de eterna salvación para todos los que le obedecen “(Hebreos 5: 9).

Mientras que la bendición de ser conforme a la imagen de Cristo es irrevocable los que están en Cristo, la gracia de la salvación a través de la obediencia al Evangelio se puede prevenir “Vosotros fueron corriendo bien: ¿quién os estorbó para no obedecer a la verdad?” (Gálatas 5: 7).

A diferencia de la idea prolato por calvinistas y arminianistas, la Biblia muestra que nadie viene al mundo predestinado a la salvación, para que todos son concebidos en pecado (Salmo 51: 5), y debe obedecer a la forma de doctrina proclamada por Cristo y los apóstoles “Pero gracias Dios te eran esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados “(Romanos 6:17; Romanos 10: 8).

Sólo después de haber oído la palabra de verdad, el evangelio de la salvación, y habiendo creído en Cristo que el hombre se salva “¿Quién también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación; y, habiendo creído, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa “(Efesios 1:13); “Que si confiesas con tu boca al Señor Jesús, y crees en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” (Romanos 10: 9).

Nadie nace a la carne predestinados a la salvación, pero es necesario para escuchar el mensaje de salvación y creen en Cristo como dice la Escritura, de decidir por Cristo durante el tiempo aceptable: hoy, perseverar hasta el fin de creer “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado “(Marcos 16:16; Hebreos 3: 6 y 14).

Sólo predestinados los que aman a Dios, es decir, aquellos que obedecieron el evangelio, porque sólo los que guardan los mandamientos de Dios es creer en Cristo están llamados a ser como la imagen misma de Cristo, a los efectos de esta vocación es que Cristo es el primogénito entre muchos hermanos como él “Y sabemos que todas las cosas les ayudan a bien a los que aman a Dios, a los que son llamados conforme a su propósito” (Romanos 8:28); “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado de mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él” (Juan 14:21; 1 Juan 3:23) .

Sólo aquellos que previamente se convierta en uno con Cristo (conocido) a través del evangelio están predestinados a ser conformados a la imagen de Cristo “Para aquellos que de antemano conoció, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos “(Rom 8:29); “Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor” (1 Corintios 1: 9).

El verbo griego traducido ‘sabe’ no dice ‘saber sobre’, antes de hablar de la comunión íntima, para ser un solo cuerpo con Cristo “así nosotros, que somos muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos somos miembros los unos el otro “(Romanos 12: 5); “Y el que guarda sus mandamientos en él, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros: por el Espíritu que nos ha dado” (1 Juan 3:24).

La llamada a la comunión promueve Hijo de la salvación en el tiempo que se llama hoy en día, ya que la vocación de ser conforme a la imagen de Cristo tuvo lugar en la eternidad de acuerdo con el propósito que Dios tiene en sí mismo, para que el Cristo glorioso y sublime muy entre muchos hermanos como él.